miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Como nos tienta el demonio mediante la injusticia?

Ama a tus enemigos para evitar ponerte en el lugar de Dios.

Muchas veces cuando cometen injusticias contra nosotros, buscamos hacer la justicia nosotros mismos. Esto nos lleva muchas veces, no a buscar justicia si no venganza.

Es este devolver mal por mal lo que nos hace caer en la trampa del demonio.
Ante las injusticias el demonio nos tienta con la idea de usurpar el lugar de Dios.

¿Cómo hace esto?

Ante una injusticia el hombre justo se indigna y es normal, pero no ha de ser justiciero porque solo Dios es justo y capaz de hacer un juicio acertado de cada cosa.

Nosotros caemos a menudo en la tentación del demonio que nos hace pensar que quien nos “agrede” es el enemigo y nos hace dejar de verlo como un hermano que seguramente necesita de la caridad para poder reencontrarse con Dios.

De esta forma el demonio mata dos pájaros de un tiro.

El primero es hacer caer en pecado a una persona, esta persona peca contra su hermano.
El segundo es que sintiéndonos objeto de injusticia por causa de nuestro hermano, no somos capaces de perdonar y caemos nosotros en la trampa del demonio. De esta forma es una cadena de pecado que nos aleja de Dios. No podemos perdonar.

Así los corazones se endurecen con cada injusticia y si no aparece el perdón la cadena sigue y el ser humano se aleja de Dios.

La cuestión es que solo estando con Dios seremos capaces de perdonar.

Así que si no eres capaz de perdonar, pregúntate ¿Estoy con Dios o he caído en la tentación de querer ocupar el lugar de Dios?

Cuando nos negamos a perdonar, estamos diciendo que Dios se equivoca, que aquello de ama a tus enemigos y los que te persiguen está mal, que no puede ser.

Y humanamente no es posible por eso necesitamos la gracia de Dios.

El asunto es que cegados por nuestro egoísmo muchas veces no vemos al prójimo como hermano pecador que ha caído en la tentación, como nos podría pasar con nosotros (y si querríamos misericordia y perdón) si no como enemigo que hay que ajusticiar, sin considerar sus circunstancias y sus sufrimientos. Esto nos hace exigir justicia para nosotros, reparación… y caemos en juicios erróneos y nosotros mismos en injusticia.

Por eso solo Dios es juez, porque solo Él conoce los corazones y es capaz de juzgar con rectitud.

Solo Dios hace juicios justos.

Este afán por hacernos justicia nosotros mismos es querer ocupar el lugar de Dios, porque Dios no lo hará bien, Él no hará “la justicia que nosotros queremos”… la venganza y la condena de nuestro agresor. Aun que se arrepienta, si se arrepiente Dios lo perdonara y eso muchas veces nos hace sentir que se nos ha atacado gratuitamente.

Es de esta forma como el demonio nos engaña para alejarnos de Dios.

Por eso Jesús dijo que amasemos a nuestros enemigos, para evitar endurecer nuestros corazones contra nuestros hermanos. Porque todos somos hijos de Dios y nos ama sea cual sea nuestro pecado. A todos nos ama por igual aunque cometamos injusticias unos contra otros.

Por eso nos dijo que perdonásemos a quienes nos ofenden, para liberarnos de la trampa del maligno, de un círculo de odio sin fin.

Para evitarnos querer ocupar el lugar de Dios erigiéndonos en jueces, pues no conociendo el corazón de cada persona acabaríamos siempre haciendo juicios erróneos.

La justicia la hará Dios y así está escrito, pretender lo contrario es erigirse uno mismo como Dios de su vida y renegar de la verdad que es Cristo.

No caigas en las tentaciones del diablo pues su objetivo es alejarte de Dios.


Confía en la justicia de Dios y alégrate por que en Dios todo tiene reparación y nada quedara por ser desagraviado. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario