Ama a tus enemigos para evitar ponerte en el lugar de Dios.
Muchas veces cuando cometen injusticias contra nosotros,
buscamos hacer la justicia nosotros mismos. Esto nos lleva muchas veces, no a
buscar justicia si no venganza.
Es este devolver mal por mal lo que nos hace caer en la
trampa del demonio.
Ante las injusticias el demonio nos tienta con la idea de
usurpar el lugar de Dios.
¿Cómo hace esto?
Ante una injusticia el hombre justo se indigna y es normal,
pero no ha de ser justiciero porque solo Dios es justo y capaz de hacer un
juicio acertado de cada cosa.
Nosotros caemos a menudo en la tentación del demonio que nos
hace pensar que quien nos “agrede” es el enemigo y nos hace dejar de verlo como
un hermano que seguramente necesita de la caridad para poder reencontrarse con
Dios.
De esta forma el demonio mata dos pájaros de un tiro.
El primero es hacer caer en pecado a una persona, esta
persona peca contra su hermano.
El segundo es que sintiéndonos objeto de injusticia por
causa de nuestro hermano, no somos capaces de perdonar y caemos nosotros en la
trampa del demonio. De esta forma es una cadena de pecado que nos aleja de
Dios. No podemos perdonar.
Así los corazones se endurecen con cada injusticia y si no
aparece el perdón la cadena sigue y el ser humano se aleja de Dios.
La cuestión es que solo estando con Dios seremos capaces de
perdonar.
Así que si no eres capaz de perdonar, pregúntate ¿Estoy con
Dios o he caído en la tentación de querer ocupar el lugar de Dios?
Cuando nos negamos a perdonar, estamos diciendo que Dios se
equivoca, que aquello de ama a tus enemigos y los que te persiguen está mal,
que no puede ser.
Y humanamente no es posible por eso necesitamos la gracia de
Dios.
El asunto es que cegados por nuestro egoísmo muchas veces no
vemos al prójimo como hermano pecador que ha caído en la tentación, como nos podría
pasar con nosotros (y si querríamos misericordia y perdón) si no como enemigo
que hay que ajusticiar, sin considerar sus circunstancias y sus sufrimientos.
Esto nos hace exigir justicia para nosotros, reparación… y caemos en juicios erróneos
y nosotros mismos en injusticia.
Por eso solo Dios es juez, porque solo Él conoce los
corazones y es capaz de juzgar con rectitud.
Solo Dios hace juicios justos. |
Este afán por hacernos justicia nosotros mismos es querer
ocupar el lugar de Dios, porque Dios no lo hará bien, Él no hará “la justicia
que nosotros queremos”… la venganza y la condena de nuestro agresor. Aun que se
arrepienta, si se arrepiente Dios lo perdonara y eso muchas veces nos hace
sentir que se nos ha atacado gratuitamente.
Es de esta forma como el demonio nos engaña para alejarnos
de Dios.
Por eso Jesús dijo que amasemos a nuestros enemigos, para
evitar endurecer nuestros corazones contra nuestros hermanos. Porque todos
somos hijos de Dios y nos ama sea cual sea nuestro pecado. A todos nos ama por
igual aunque cometamos injusticias unos contra otros.
Por eso nos dijo que perdonásemos a quienes nos ofenden,
para liberarnos de la trampa del maligno, de un círculo de odio sin fin.
Para evitarnos querer ocupar el lugar de Dios erigiéndonos en
jueces, pues no conociendo el corazón de cada persona acabaríamos siempre
haciendo juicios erróneos.
La justicia la hará Dios y así está escrito, pretender lo
contrario es erigirse uno mismo como Dios de su vida y renegar de la verdad que
es Cristo.
No caigas en las tentaciones del diablo pues su objetivo es
alejarte de Dios.
Confía en la justicia de Dios y alégrate por que en Dios
todo tiene reparación y nada quedara por ser desagraviado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario